Conocí este libro por una iniciativa que lanzó Tatty en su blog “El universo de los libros” presentándonos a Emilio Casado y su “Crónica insignificante”.
Tras leer la sinopsis, el libro me pareció interesante y diferente, por lo que decidí apuntarme sin pensarlo mucho porque quería leerlo.
Emilio Casado me envió el libro, lo cual le agradezco desde aquí.
Emilio Casado me envió el libro, lo cual le agradezco desde aquí.
Marcelo Suelas es un tío normal. Trabaja de psicólogo en una prisión en un puesto prestado y vive en una casa prestada. Con 40 años y tras salir de un matrimonio, ha tenido que volver a casa de sus padres, a su póster de Naranjito, a los bocadillos de Nocilla y a los cuidados de su madre.
Su vida ha cambiado y está en un punto en el que no sabe muy bien que derrotero puede tomar, sin embargo sobrevive, absorbe todo lo que se encuentra en el camino y poco a poco va intentando construir esa felicidad que cree que se merece.
Tras pasar por diferentes situaciones a lo largo de una semana, unas buenas y otras malas, unas dolorosas y otras placenteras, todo desembocará en un hecho trágico que dará al traste con todo.
Marcelo nos habla en primera persona, él mismo nos cuenta su vida (o eso parece).
Estamos en el año 2008 y todo comienza en la prisión, su lugar de trabajo, donde vemos qué hace, quienes son sus compañeros y se van además dando pequeñas pinceladas de lo que es su vida.
Poco a poco, vemos más. Conocemos a sus padres, a su hija, su ex mujer y a su mejor amigo entre otros. Le acompañamos durante 6 días, sabiendo qué hace en todo momento y qué pasa por su cabeza, porque Marcelo piensa mucho, le da vueltas a todo y todo lo analiza para sacar conclusiones, quizás por defecto profesional (es lo que tiene ser psicólogo).
Marcelo Suelas. 40 años. Separado con una hija. No sólo ha perdido a su mujer, también la casa y el coche. No ha tenido más remedio que volver a casa de sus padres y al autobús para poder ir al trabajo, por lo que está viviendo en cierto modo una segunda adolescencia. Es un tipo interesante, amable con quien tiene que serlo, buen amigo y buen padre.
Amanda Montoro. Estuvo casada con Marcelo durante 15 años, con el cual tuvo una hija: Diana. Volcada en su trabajo, en cierto punto egoísta y dura, pero tras esa fachada se esconde también una gran mujer que hará en su momento lo que tenga que hacer.
Amelia Morales y Damián Suelas. Padres de Marcelo. Su madre es protectora, se preocupa por su hijo como si fuera pequeño. Gran devota, acude a misa todos los domingos y tiene una estrecha relación de amistad con Don Severo, el cura. El padre es un ex policía jubilado, adora a su hijo y se preocupa por él, ayudándole en lo que puede, pero dejándole hacer su vida. A pesar de que en el pasado sólo vivió para la policía, ahora quiere estar ahí y siempre le dedica unos momentos a su hijo cuando llega del trabajo. Sin duda Damián es uno de los personajes que más me ha gustado.
Domingo Ferrer es el mejor amigo de Marcelo. Tiene pasta, un buen puesto de trabajo y un buen coche. Independiente, es un alma solitaria que no quiere amarrarse a nadie ni condicionar su vida. Le gusta su libertad y la aprecia, de la misma manera que aprecia a su amigo.
Mario, Marina y Román. El primero jefe y los segundos compañeros de trabajo en la prisión. Comparten ciertos momentos vitales de la trama, confían unos en otros y sienten aprecio por el protagonista.
Agustín González y Bruno Montalvo, dos presos a los que trata Marcelo en la cárcel y que tendrán también un peso importante en la historia y sobre todo en el desenlace.
Aparecen otras personas junto a Marcelo como Marisa (hermana) con su marido e hijos y Sonia Reina (su amor platónico en la niñez), junto a otros que considero más secundarios pero que están ahí jugando su papel y no pueden pasar desapercibidos.
Si tengo que quedarme con algún personaje, lo haría sin duda con Marcelo y Damián, llegas a cogerles verdadero cariño con sus virtudes y sus defectos.
El libro parece un monólogo interior de esos que todos tenemos cuando vamos solos por la calle ensimismados en nuestros pensamientos, paseando, en el autobús, en la ducha… También cuando nos cruzamos con alguien y pasan por nuestra cabeza cosas que no decimos, son ideas, sentimientos, contradicciones…
Hay muy poco diálogo, los justos, ya que son vivencias contadas desde el interior, desde el propio pensamiento.
Multitud de referencias musicales salpican el libro. La música es una parte importante y un nexo de unión con algunos personajes y escenas.
Los capítulos no son capítulos propiamente dichos, sino que está contado en días: de jueves a martes y con un epílogo final que rompe la estructura del resto del libro, como una crónica periodística que desvelará información que hará que se despejen ciertas incógnitas.
Cuando llegué al epílogo no podía creerme lo que acababa de ocurrir, no estaba preparada para ello. Pasé unos minutos revolviéndome en el asiento del autobús girando las páginas hacia delante y hacia atrás con la firme idea de que me había equivocado de libro y cuando volviese la página de nuevo el texto habría cambiado. Pero no, no ocurrió. Y tras asimilar el giro de la historia, apuré las últimas 40 páginas con un ansía increíble.
Los dos párrafos, muy breves, que aparecen en la última página dichos por Diana Suelas, son preciosos.
Hay una frase que dice Marcelo casi al final y que para mí es la que define sin duda alguna el título de la obra:
"Hace unos días que me viene persiguiendo una necesidad irreprimible de contar todas estas insignificancias que me están pasando"
La única pega que le he encontrado a la novela es que hay algunos fallos ortográficos, pero es algo que se puede corregir. Por lo demás, me ha encantado, es un libro que sabe arrancarte una sonrisa, pero también sabe sorprenderte e incluso entristecerte y sin duda me alegro mucho de haberlo conocido.
Hay coincidencias significativas entre Marcelo y Emilio: ambos han estado en un grupo musical, les encanta la música y los dos deciden escribir un libro.
Emilio Casado ha escrito también otros dos libros: “Las teorías de Iker” y “A cualquiera le gustaría tener alas”.
Tengo pendiente y, además con un retraso más que acusado, la lectura de esta obra. Según ibas adentrándote en sus páginas me ibas comentando cuánto te gustaba pero hasta no verlo plasmado en esta crítica no he logrado entender el alcance de tus palabras. Me he animado, a ver si me pongo con ella muy muy pronto porque voy a contrarreloj.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
Me alegro de haber sabido transmitir todo lo que me ha gustado el libro.
ResponderEliminarEspero tu opinión por aquí en cuanto lo leas
Me alegro mucho de que te haya gustado y me ha encantado la frase que has seleccionado, es cierto que recoge la esencia del libro, en cuanto pueda te sumo a la entrada que recoge las reseñas
ResponderEliminarun beso!
Gracias Tatty :D
ResponderEliminarDisfruté mucho con este libro. El cambio que da al final es impresionante e inesperado.
ResponderEliminarMe gusta tu blog, así que me quedo.
Besos
Estoy de acuerdo contigo, es sorprendente.
ResponderEliminarGracias por seguirme ;)